miércoles, 22 de mayo de 2013

Franquistas demócratas y represión


Desde que los hijos del franquismo ganaron las últimas elecciones generales, todo ha sido un continuo devenir de atropellos sociales, políticos y económicos. Fieles a la naturaleza de su partido, fundado por un ex ministro de Franco implicado en numerosos asesinatos políticos durante la dictadura, han comenzado a darle un vuelco estructural al sistema y a imprimirle su particular sello ideológico.

Este Gobierno, que ha confundido mayoría absoluta con autoritarismo, permanece pasivamente arrodillado y sumiso a las ordenes que recibe de los grandes poderes mundiales dominantes; Los poderes económicos. En el escaso año y medio que lleva gobernando se ha aprovechado de la situación de crisis reinante para aplicar una serie de medidas neoliberales que, lejos de sacar adelante al pueblo llano, lo hunde cada vez en un pozo más profundo mientras pone en un altar a los causantes de la crisis.

Se podría decir que está llevando a cabo una política similar a la desarrollada por el tristemente conocido economista, Milton Friedman, y sus Chicago Boys en diversos países de América Latina. La conocida como Doctrina del Sock, consistente en aprovechar las situaciones críticas de un país para poder aplicar las medidas más extremas del neoliberalismo.

Pero esta política del gobierno no sería totalmente aplicable sin la consiguiente represión contra los movimientos sociales que la denuncian. Es por eso que nos hemos habituado a escuchar a numerosos líderes del PP llamar terroristas y etarras a todo lo que se mueve fuera de su estrecho círculo ideológico. El arresto de Alfon y su posterior encarcelamiento en régimen FIES y las detenciones de los fotoperiodistas Raúl Capín y Adolfo Luján en sus respectivos domicilios, son una muestra más de la política represiva con la que el gobierno intenta amedrentar y acallar a la población.

Los mismos que han ordenado estas detenciones se llevarían las manos a la cabeza si estos mismos hechos hubiesen sucedido en Venezuela o Cuba, en cuyo caso los habrían calificado como represaliados políticos como poco. No es de extrañar que el gasto en material antidisturbios haya aumentadoen un 1780% mientras las partidas destinadas a educación, cultura o sanidad han descendido drásticamente.

Mientras todo esto ocurre, poco a poco el gobierno se va quitando la careta de demócrata. El ministro de educación, José Ignacio Wert, redacta una reforma educativa en la que impone la asignatura de religión y la equipara con cualquier otra asignatura, favorece la segregación por sexos y los centros de educación concertada y reimplanta las revalidas, diseñadas para discriminar entre alumnos de primera y de segunda. El Ministro de Justicia desarrolla una ley que hace que la justicia solo esté al alcance de quienes tienen dinero para costeársela y otra reforma contra el aborto que recorta drásticamente los derechos de la mujer. De Guindos habla de españolizar a los alumnos catalanes y la Delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, de restringir el derecho de manifestación.

Por otro lado el Partido Popular continúa con su apología de la dictadura franquista. Recientemente la Delegada del Gobierno en Catalunya llevó a cabo un homenaje a la División Azul, que como todos sabemos combatió junto a Hitler bajo la esvástica. Los símbolos franquistas, que como dicta la Ley de Memoria Histórica, deben ser retirados de las calles, permanecen en su sitio. El Ministro de justicia alega que en la situación de crisis en la que estamos no se puede afrontar el gasto que supondría retirarlos. Sin embargo va a gastar 280000 euros en la reparación del Valle de los Caídos. Un monumento construido por los esclavos de la dictadura para el ensalzamiento del franquismo y que tiene escaso atractivo turístico. Y por último, el Partido Popular, junto a “UPyD de las JONS”, ha echado abajo una iniciativa de IU para declarar un día contra la Dictadura Franquista.

Todo lo expuesto en este artículo, junto con la historia del PP, es suficiente evidencia del espíritu dictatorial y autoritario de este Gobierno, y queda claro que su política cada vez se torna más agresiva para con el pueblo. Y es que amigos, el franquismo nunca se fue, sino que ha permanecido oculto en la sociedad y ha resurgido con fuerza de la mano de sus herederos. 

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