martes, 3 de diciembre de 2013

Ucrania: una nación en eterna división (I)

Ucrania: ¿granero de Rusia o de Europa?

1991 Independencia
El gran reportero Ryszard Kapuscinski retrató, en un pasaje de su libro El Imperio, la independencia de Ucrania acontecida en 1991 describiendo las enormes manifestaciones que exigían la separación de su nación del resto de la URSS, que se derrumbaba durante esos días. Aquellos movimientos de masas, apuntaba el periodista polaco, se producían en la parte oeste del país mientras que en el este eran apenas unos poquitos miles los que desfilaban en pro de la independencia. Este matiz ha marcado la Historia del país durante todo el S.XX. Ucrania y su población se divide en una mitad prorrusa y una proeuropea. De ahí nacen los conflictos y divisiones que estos días se expresan en las calles de Kiev y que subyacen en la nación.

2013 ¿UE o Rusia?
Ucrania es un país grande y dotado de grandes recursos, además de ser una pieza geoestratégica clave para la ofensiva que EEUU y la UE llevan a cabo contra Rusia, que lleva más una década reconstruyendo su imperio con las ex-repúblicas soviéticas como Bielorrusia, Kazajstán y Armenia. El conflicto con Georgia en agosto de 2008 se enmarca en esa lucha por asentar su hegemonía en la región. Con los páises bálticos en manos de la UE, la importancia de una Ucrania cercana a Rusia se multiplica.

La oferta de Europa para atraer al país eslavo a su órbita es muy pobre en comparación a lo que puede ofrecer Rusia a la delicada economía ucraniana. Además, el ejemplo de los países bálticos y otras naciones que pasaron de estar bajo la influencia de Moscú a quedar unidos a Bruselas parece poco prometedor. La UE es un barco que se hunde, como bien sabemos por estos lares y, acercándose a ella, solo facilitas la destrucción de tu industria y el derrumbe de tu soberanía. Por ello, es comprensible que el presidente elegido en 2010 Yanukovich, del Partido de las Regiones, rechace la propuesta europea.

Un país dividido en dos: política, historia, cultura y fútbol
El Partido de las Regiones que gobierna actualmente el país bajo el liderazgo de Yanukovich, ex miembro del PCUS, obtiene sus mejores resultados en las regiones orientales del país, que son las de mayor población, las de mayor influencia rusa y las que poseen mayor industria y renta per capita. Las principales ciudades del este de Ucrania son Donestk, Dnipropetrovsk y Jarkov, con una fuerte tradición industrial y minera. El Partido Comunista, el tercero del país, mantiene cierta cercanía al Partido de las Regiones en algunos aspectos como la cuestión prorrusa.

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Procedencia del voto del regionalismo en las presidenciales de 2010 por regiones


Por el otro lado, el siempre caótico nacionalismo ucraniano está liderado ahora mismo por Yulia Tymoshenko, actualmente en la cárcel por corrupción, y su Unión Patriótica de Todas las Ucranias. Es un partido de derechas, fervientemente anticomunista y se acerca al liberalismo-conservador proeuropeo que ya se manifestó con fuerza en la Revolución naranja de 2004, cuando Viktor Yushchenko accedió a la presidencia en un movimiento político que atrajó la atención de Europa y que es considerado por sectores de la población del país como una suerte de golpe de Estado, el Golpe naranja. El nacionalismo ucranio tiene sus principales feudos desde el centro al oeste del país en ciudades como Kiev y Lyiv, la cual tiene un largo historial de pertenencia a potencias europeas y es donde más se manifiesta el rechazo a Rusia. Muchos de los que se manifestaron en Kiev durante el fin de semana venían de la zona occidental de Ucrania, incluyendo miembros de organizaciones ultraderechistas.

File:Ukraine Presidential Feb 2010 Vote (Tymoshenko).png
Procedencia del voto del nacionalismo ucraniano en las presidenciales de 2010 por regiones

La anteriormente mencionada cercanía entre el regionalismo y el Partido Comunista se manifiesta también en el mapa electoral, en el que ha habido un trasvase votos de uno a otro partido en el este del país. El Partido Comunista mantuvo unos fuertes resultados electorales hasta la Revolución naranja, a partir de la cual muchos de sus votantes se acercaron al partido de Yanukovich. Sin embargo, en las últimas elecciones parlamentarias de 2012, el comunismo volvió a florecer en las regiones orientales industriales hasta sumar un total de 2,6 millones de votos a lo largo del país. Durante los años de presidencia de Viktor Yushchenko (2005-2010), el comunismo denunció una fuerte represión hacia sus militantes mediante el acoso, detenciones e, incluso, asesinatos.

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Resultados del Partido Comunista en las parlamentarias de 2012 por regiones
                               
El relato histórico nacional ha sido también uno de los campos de batalla donde más empeño ponen ambas tendencias ideológicas. La Unión Soviética es satanizada sistemáticamente por el nacionalismo, mientras que los mineros orientales del Don no tienen reparos en manifestar cierta nostalgia por ese país ya desaparecido, como se ve en el documental The Other Chelsea, del cual se hablará más tarde. El mito del Holodomor, bien alimentado por el nacionalismo ucranio en el extranjero y por Robert Conquest durante la Guerra Fría, es quizás el ejemplo más claro de esta disputa.

La Segunda Guerra Mundial delató una importante diferencia entre los sentimientos del pueblo ucraniano. Por un lado, el nacionalismo, desde el exterior especialmente, colaboró con el Tercer Reich contra la URSS, aunque la mayoría de la nación se opuso heróicamente a la invasión nazi, que ensayó un verdadero genocidio en los territorios soviéticos hacia una raza que consideraban inferior. Era tal la obsesión antisoviética y antisemita de los nacionalistas ucranianos que sus periódicos fueron suspendidos de actividad en Canadá cuando EEUU entró en la contienda por ser abiertamente nazis. Por eso no es extraño ver esvásticas y simbología fascista entre los que alborotan estos días las calles de Ucrania. Ni que quieran cortarle la cabeza a una estatua de Lenin. Quien tuvo, retuvo. La historia es muestra de ello.

Estas diferencias políticas se expresan también en el campo cultural del país. Así, el idioma ruso es el primero de un 30% de la población, especialmente en las ciudades de las regiones orientales. Las tradiciones culturales –por ejemplo, en la música– son también prorrusas en esas regiones y proeuropeas en la capital y en occidente.
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Porcentaje por regiones de hablantes de ucraniano
                            
Pero si en un ámbito se dividen las masas de manera más clara es en el fútbol. Y, aunque en este blog no se ha mezclado nunca deporte y política en esta medida, este es el momento adecuado. Ucrania, que fue el sostén de la mayoría de las grandes selecciones soviéticas y que aportó de la mano del genial Valeri Lobanovski una revolucionaria manera de comprender el deporte rey con el fútbol total del Dinamo de Kiev, está dividida entre dos grandes equipos: el propio equipo capitalino y el Shakhtar Donestk, orgullo de la Ucrania minera, industrial y prorrusa, que lleva años de claro dominio y cuya gesta en la Copa de la UEFA de 2009 se refleja en el documental The Other Chelsea, del alemán Jakob Preuss. Con cierta ironía, el Shakhtar viste de naranja, color del nacionalismo, y el Dinamo de azul, asociado al Partido de las Regiones.

En este marco, parece inevitable que las fricciones entre estas dos maneras de sentir el país choquen cada cierto tiempo, más teniendo en cuenta los intereses que se ciernen sobre el que fuera granero de la URSS.

La Ucrania de hoy y la de ayer
Sin embargo, para analizar la actual Ucrania es imposible no retroceder al período soviético y a lo que ha venido tras él. A pesar de que la historiografía hegemónica se empeñe en retratar a la URSS como un Imperio tiránico y opresor de las nacionalidades que lo conformaban, la realidad es que desde el primer momento de la Revolución de Octubre se trató a las naciones de aquella naciente Rusia de una manera infinitamente más respetuosa que con el Zar en el poder. Se fomentó la cultura de cada nacionalidad mediante el idioma, editoriales y Academias, a la vez que se defendía el derecho de autodeterminación en caso de que la nación lo quisiera. De hecho, el primer comisario Encargado de las Nacionalidades fue el georgiano Stalin, cuya gran aportación teórica al bolchevismo fue quizás la cuestión nacional y a quien se le acusaría más tarde del genocidio de Holodomor, ampliamante desacreditado. Aunque es cierto que el bolchevismo reprimió duramente el nacionalismo y el anarquismo tras la Revolución y que la hambruna de principios de los 30 desesperó al campesinado ucranio, las razones por las que se produjeron estos acontecimientos están lejos de una posible perversidad por parte de Moscú, que veía en Ucrania una zona imprescindible. La industria nacional se desarrolló notablemente en los años 30 tras sufir la citada hambruna y la economía fue mimada desde el Krémlin tras la Segunda Guerra Mundial o Gran Guerra Patriótica, contienda que fue filmada por Yulia Solnyseva y Dovjenko, excelente cineasta ucraniano y soviético hasta la médula, en La lucha por nuestra Ucrania Soviética.

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Crecimiento demógrafico en el S. XX.

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Évolución del PIB en los últimos años.
En la actualidad, las estadísticas son claras y no favorecen a los ultranacionalistas. En los últimos veinte años, la Ucrania capitalista se ha convertido casi en un estado fallido, siguiendo la tendencia de sus otrora naciones hermanas. Una muestra clara es el declive demográfico que amenaza al país en los últimos años. Ucrania, que llegó a contar con 52 millones de habitantes, no llega ahora a 46 habiendo perdido casi 7. Las grandes industrias han perdido un peso desastroso y el PIB no se ha recuperado nunca de la dramática caída tras la independencia, cuando surgieron multitud de oportunistas que se hicieron millonarios aprovechándose de los recursos y la corrupción del país, como es el caso de la propia Yulia Tymoshenko. En esta situación, el futuro del país parece incierto y conflictivo, tal y como se ha manifestado durante estos días, en los que el nacionalismo ucraniano ha salido a la calle con una fiereza que aquí sería incocebible. De entre las espectaculares imágenes que nos han dejado los disturbios, resulta casi emotiva la de la Policía defendiendo la estatua dedicada a Lenin ante los ataques de los más violentos. Los medios de comunicación no dudan en etiquetar a estos manifestantes de héroes que luchan por la libertad contra el enemigo: la Rusia de Putin. A pesar de que la UE nos haya llevado en parte a la lamentable situación en la que España y muchos países más se encuentran, Europa sigue vendiendo como estandarte de libertades, progreso y derechos. Muchos lo creen todavía, en Madrid y en Kiev.

1942: Ucrania ocupada
Para terminar con un alabanza al pueblo ucraniano transcribo el breve texto de Eduardo Galeano en su maravilloso libro El fútbol a sol y sombra sobre un grupo de ucranios que se enfrentó en un partido de fútbol a una selección nazi en la Kiev ocupada:
También para los nazis, el fúbol era una cuestión de Estado. Un monumento recuerda, en Ucrania, a los jugadores del Dínamo de Kiev de 1942. En plena ocupación alemana, ellos cometieron la locura de derrotar a una selección de Hitler en el estadio local. Les habían advertido: "si ganan, mueren". Entraron resignados a perder, temblando de miedo y hambre, pero no pudieron aguantarse las ganas de ser dignos. Los once fueron fusilados con las camisetas puestas, en lo alto de un barranco, cuando terminó el partido.

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